Aceptación

ACEPTACIÓN

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Existe una palabra mágica, hay una actitud y hay una competencia que necesito desarrollar, que esa sola cosa puede solucionar la mitad de mis problemas. 

Si yo tengo aceptación en la vida resuelvo la mitad de mis problemas.

La gran mayoría de mis problemas se relacionan con que no los acepto, no los reconozco, no los identifico y no estoy dispuesto a aceptar que algo salió mal, que las cosas no son como yo quiero que sean, que tal vez me equivoqué en la manera en la que había pensado o en la forma en la que había venido manejando ciertas circunstancias y que tampoco me atrevo a aceptar los resultados o las consecuencias de mis decisiones, de mis acciones, pero sobre todo también de mi inacción, de mi falta de operación.

Esto que le llamamos procrastinación, dejar todas las cosas hasta último momento, me genera muchas consecuencias de las cuales luego no quiero hacerme responsable.

Hoy quiero platicar un poco acerca de lo que ha aprendido acerca de la aceptación y cómo la aceptación en mi vida ha sido el elemento clave para poder transformar mi realidad.
La única manera de cambiar tu realidad es aceptándola.
La única forma de cambiar el asunto en tu vida (un asunto personal, familiar, empresarial, de negocios o lo que sea) es la aceptación, es el reconocimiento.

La aceptación tiene diferentes connotaciones.

• Tiene una connotación semántica donde aceptar significa "dejar entrar", el poder acceder. Y la aceptación permite que las cosas entren. 

Te sorprendería saber cuántas personas viven cerradas en un proceso de soberbia personal, en el que creen que lo saben todo, lo pueden todo, no necesitan de nadie y que son capaces de resolver por ellos mismos cualquier circunstancia que pase en su vida.
La verdad es que yo veo personas así y lo que me dan es mucha ternura porque sufren muchísimo.
Creer que siempre tienes la razón, alzar tu voz y estar por encima de los demás todo el tiempo, no tener ayuda, no pedir ayuda, no tener consejo, no tener asesoría, no tener un vida punto de vista de alguien más en tu vida, te hace ser una persona muy limitada en muchos sentidos. También te hace cargar con cosas innecesarias.

La aceptación implica apertura, implica el reconocimiento de que las cosas son como son, que la vida no es como me dijeron que era, que la vida no es como se supone que tendría que ser, que la vida no es como los demás dicen. La vida es como es. Y eso es un hecho terrible que tenemos que aprender a aceptar. Desde esa connotación de apertura y dejar entrar, pues tiene todo un sentido.

• También tiene otra connotación. La aceptación tiene que ver con el reconocimiento e integración de que eso es parte de mi vida y que estoy de acuerdo con ello y que a partir de ahí me puedo mover a lo que sigue. Aceptar mis equivocaciones, aceptar mis limitaciones, aceptar mis ambiciones y deseos, aceptar mis defectos, aceptar mis debilidades y estos apetitos que de repente se me van de las manos; solamente aceptándolos podemos empezar a tener control sobre ellos, solamente en la aceptación puedo empezar hacer un cambio y a trabajar directamente sobre un asunto. Si no lo reconozco, no lo hago parte de mi vida, es muy difícil cambiarlo a nivel personal.

Y también a nivel de las circunstancias o situaciones externas. Cuando muere un ser querido, cuando tenemos una pérdida, cuando somos víctimas de una injusticia, cuando la vida en su locura y caos, me suceden cosas que me sacan de mi centro, que me hacen perder, que me hacen sufrir, que me hacen doler, qué diíficil en ese momento aceptar la realidad de la vida, qué difícil es aceptar la situación que estoy viviendo.

Obviamente en un proceso de duelo o pérdida el síntoma número uno es la negación (como también en la enfermedad de la adicción). La negación es una falta de aceptación, es decir, me niego a creer que esto está pasando, algo va a cambiar, me voy a despertar y ahí va a estar la persona, me voy a despertar y voy a encontrar aquello que me robaron, es un mal sueño, es una pesadilla, no me está pasando a mí, me quiero hasta pellizcar para ver que no es cierto.

Hay una negación muy alta y no existe la aceptación. Hasta que la negación baje, la aceptación comienza a aumentar. Y con esa aceptación viene la paz y la calma, viene el orden y la prudencia. El beneficio que da la aceptación sobre algo es que una vez que me abro, escucho y entiendo, entonces puedo digerir y puedo dimensionar el tamaño de la situación que estoy viviendo.

Porque muchas veces nos confundimos entre algo que es importante y algo que es dramático. ¡Y nos encanta tirarnos al drama! Nos encanta sentir que lo que nos está pasando no le ha pasado a nadie más y que lo que yo estoy manejando en mi vida es único e irrepetible y la verdad es que no es cierto. Sólo hay 7 pecados capitales, no hay más. Siete y sus deficiencias. Recuerden que los defectos de la personalidad pueden ser por carencia o por abundancia. Si son 7, sólo puede haber 14, nada más. No has inventado nada nuevo en términos de defectos de carácter o en términos de pecado (si les quieres llamar así) o en términos de deficiencias de la personalidad, del carácter.

La verdad es que nos encanta tirarnos al drama y parte es esto es la falta de aceptación.

• También la aceptación está muy ligada con el ego y con reconocer que las cosas no salieron como yo quería que salieran, como yo las había planeado, como yo me lo había dispuesto, como yo ya tenía mis planes y todo mi proyecto en mi mente, como yo ya había quedado y había negociado con la vida, con Dios, con el universo y con los demás y todos deberían entender lo que yo ya había planeado.

La verdad es que es muy chistoso que no nos damos cuenta lo ardidos que nos ponemos cuando las cosas no salen como queremos que salgan. Y tal vez, lo que más trabajo me ha costado de mi vida, es llegar esos momentos de aceptar que me equivoqué, aceptar que estoy limitado, que no veo completo el panorama, que estoy corto en mi visión, que no siempre pongo todo el esfuerzo a las cosas que hago. Aceptar que no soy perfecto y aceptar que cometo errores. No es un proceso fácil, pero es un proceso obvio.

No hay ninguna persona perfecta y no hay manera de que lo seas, ni lo intentes, ni es atractivo tampoco. La verdad es que está padre poder tocar la fragilidad de la vida y poder tocar las imperfecciones en la vida. Recuerda que hay mucha belleza en tu imperfección y que es importante aceptarte con esas imperfecciones. Reconocerte defectuoso o defectuosa y saber que así está perfecto, así está bien. Eso es justo lo que tienes que hacer.

La aceptación de ti mismo comienza con la apertura hacia ti mismo y con eliminar uno de los estorbos más grandes de la mente y del proceso de aceptación, que es el juicio crítico. El juicio crítico en contra de mí mismo y en contra las demás personas. Ese prejuicio es lo que limita mi apertura.

Concluyendo esta visión de lo que podría ser la aceptación, de los beneficios que tiene la aceptación de tu vida. De entrada, la aceptación te permite:

- Encontrar la paz, la calma
- Generar un plan de acción, un plan de cambio, un plan de recuperación.
- Dimensionar el tamaño de la pérdida, el tamaño de la situación y dimensionar en su justa medida, de una manera objetiva, lo que estás viviendo y cómo lo estás viviendo
- Sanar, recuperarte, recuperar a los demás, eliminar el resentimiento, el prejuicio, el remordimiento y sobre todo la amargura.

Lo que estorba para poder aceptar es la negación. Recuerda que también el prejuicio y el juicio hacia las demás personas y hacia mi mismo son las cosas que me impiden poder entrar en un proceso de aceptación. La negación, la cerrazón, estar cerrado y la falta de apertura, es decir la soberbia.

No olvidar la importancia que tiene el conocerme y entenderme y aceptarme de la manera que soy. Una vez trabajando con esto, la aceptación comienza a ser parte de tu día a día y parte de tu vida y es un lugar pacífico.

Aceptar las cosas no quiere decir resignarse a ellas. Aceptar las cosas no quiere decir no luchar por cambiarlas ni tampoco ser mediocre y ambicionar algo más.
Aceptar quiere decir que tienes la madurez suficiente de ver las cosas de una manera objetiva para poder pensar, sentir y vivir desde el amor.

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